Esta duda, que es completamente cierta, no carece de matices. Vamos por partes: como es sabido, los gatos son animales supremamente aseados y se acicalan durante buena parte del día usando su lengua rasposa. Al lamerse, tragan una gran cantidad de pelo que puede acumularse en forma de bolas dentro del estómago. En buena parte de los casos, estas suelen ser expulsadas a través del sistema digestivo del animal, pero otras veces alcanzan un gran tamaño, lo que dificulta su paso, irrita el estómago y produce que el gato las vomite.
Si esta situación ocurre cada cierto tiempo —una o dos veces al año—, no hay de qué preocuparse; pero si una mascota comienza a vomitar pelo con mayor frecuencia, es preferible tomar ciertas medidas para evitarlo. En primera instancia, contempla el cepillado como parte de las rutinas de cuidado de tu felino, en especial si su raza es de pelaje abundante. Así le ayudarás a eliminar pelos muertos que, de otra manera, terminarán en su estómago. Tampoco estaría de más llevarlo de cuando en cuando a una peluquería de mascotas.
Es aconsejable que aumentes la cantidad de líquido que consume tu mascota para que las bolas de pelo se deslicen sin problema por su tracto digestivo. Por esta misma razón, es importante que incluyas fibra en su dieta como uno de los componentes principales, pues ayudará a eliminar las bolas por los canales correspondientes. Si pese a estos cuidados tu gato sigue vomitando con regularidad, acude a un médico veterinario para que este indique el tratamiento más adecuado y descarte la presencia de enfermedades.
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